TÉCNICAS DE CONDUCCIÓN: VER Y SER VISTO
No hay ninguna duda de que la vista es el sentido más importante para conducir: sin ver, mal podríamos
conducir, por no hablar de hacerlo con buenas condiciones de seguridad. Para ello es importante que tengamos bien graduada la vista, con gafas o lentillas actualizadas quienes las necesitan, y que la pantalla de
nuestro casco esté en buenas condiciones, sin arañazos y limpia. Con estos fundamentos físicos cubiertos,
queda la parte subjetiva: la percepción. Ante la misma escena, un piloto entrenado y experto verá cosas
que uno novel no sabe apreciar, y este mes intentaremos ayudar en ese sentido a aprender dónde mirar
o en qué fijarse para poder anticipar situaciones de riesgo. Como ya sabemos el objetivo siempre es ése,
podernos anticipar a un problema para poder actuar evitándolo a tiempo.
Por otro lado, además de «ver» es muy importante «ser visto» porque demasiadas veces hemos tenido
que escuchar aquello de «no te he visto» después de un susto o algo peor. No es sólo cuestión de asegurarse de que llevamos las luces puestas (y sin bombillas fundidas) o haber elegido colores vivos, también depende de cómo circulemos.
Mirada cercana
El tráfico urbano está lleno de «trampas» a cada palmo y debemos estar pendientes del terreno que tenemos por delante. Sin embargo mirar sólo un metro por delante de nuestra rueda anterior no servirá de mucho pues no estaremos a tiempo de evitar esa tapa de alcantarilla, charco, o mancha de grasa: ésa es una buena medida para saber si estamos manteniendo o no la distancia correcta de seguridad con el coche que nos precede, ya que si no nos da tiempo a esquivar algo de esto cuando aparece debajo suyo, es que estamos demasiado cerca. Deberemos ir «buscando» con la mirada pavimento libre y limpio para pasar por ahí, e ir echando miradas más lejanas cada poco tiempo para irnos guiando dentro del tráfico. Tus retrovisores también están cerca: mira continuamente para saber qué viene por detrás.
El mal tiempo no nos ayuda, pero además de ver para conducir con seguridad es importante
que los demás usuarios de la vía también nos vean a nosotros.
Mirada lejana
La visión «lejana» es importante porque hacia donde miremos será hacia donde, instintivamente, vayamos: en ciudad será el siguiente semáforo o cruce, y es importante porque servirá para irnos dirigiendo según esté el tráfico, en carretera es muy importante esa mirada a lo lejos porque es la que nos llevará por las trayectorias correctas, de hecho rodando en circuito es como descubres que salen mejor las trazadas, cuando miras a la siguiente curva y no por la que estás pasando en ese momento (fíjate en la mirada de los
pilotos de Moto GP por ejemplo y lo verás). En nuestro ambiente urbano la mirada lejana será un apoyo a la cercana, de forma que alternaremos una y otra («vistazos» a lo lejos a ese semáforo o cruce) buscando siempre la máxima información posible de nuestro entorno en el tráfico.
Mientras conducimos deberemos estar concentrados en las dos miradas, cercana y lejana, para poder detectar cualquier posible riesgo a tiempo (aparte de para lógicamente seguir nuestro camino, siguiendo la señalización, etc). Pero además de esta visión «consciente» un buen piloto experto desarrolla otra, prácticamente «inconsciente», que consiste en percibir cosas a las que no estamos enfocando directamente
nuestra mirada. Podemos estar mirando a lo lejos pero percibir por el rabillo del ojo un peatón a punto de
cruzar indebidamente, por ejemplo: es la visión periférica, que puede y debe entrenarse (prueba a leer un texto de la parte baja de esta página mirando fijamente el titular) y que muchas veces nos salvará de un riesgo como una especie de «sexto sentido».
Zonas ciegas
Para que los demás nos vean no basta con llevar las luces puestas y vestir colores vistosos: debemos evitar colocarnos en las zonas «ciegas» al circular. Los conductores de coches, aunque quieran mirar (a veces el «no te he visto» realmente significa «no he mirado»), no nos verán si estamos situados en esos puntos en los que la visibilidad directa o indirecta (a través de sus espejos) es imposible o muy difícil: los laterales traseros, justo donde es fácil estar situado en el peor momento posible si el conductor decide girar.
Ir muy cerca, detrás, tampoco es buena idea no sólo porque no tendremos tiempo de reacción sino porque pueden no vernos. Cuidado también con los pasajeros del vehículo: ellos no ven por los espejos, sin llegar a mirar podrían bajarse si el vehículo está detenido.
El truco
En ocasiones por más que nos esforcemos en hacernos ver, deberemos hacernos notar para que los demás se percaten de nuestra presencia: la bocina sirve para eso y sobre dos ruedas podrá salvarnos muchas veces de situaciones de riesgo, al conseguir que el otro vehículo se percate de nuestra presencia. Para ganar tiempo de reacción, cuando haya atasco o situaciones comprometidas (zonas comerciales con coches parando y saliendo de aparcamientos por ejemplo) conviene incluso tener el pulgar izquierdo apoyado sobre el botón de la bocina para dar un breve «toque» de advertencia: mejor asegurarse que nos han visto, que
arrepentirse después de no haberlo hecho.
CIAO MOTO por la Seguridad Vial.
FUENTE: scootermania.es
0 comentarios :
Publicar un comentario